La familia del niño de 13 años José María Piris Carballo llora desconsolada junto al féretro durante su funeral tras ser asesinado por ETA el 29 de marzo de 1980 en Azcoitia (Guipúzcoa). José María murió en el acto al darle una patada a un paquete que estaba en el suelo. Era una bomba que un comando de ETA había colocado bajo el coche de un guardia civil y que se había soltado sin estallar.
Foto de archivo